El viernes 18 de mayo, siete jóvenes madres que estuvieron hospitalizadas en estado crítico en la Unidad de Cuidados Intensivos Maternos del Instituto Nacional Materno Perinatal, se reunieron para ser homenajeadas como parte de las actividades programadas en la Semana de la Maternidad Saludable y Segura.
Gracias al equipo de profesionales especializados y a la alta tecnología con que cuenta nuestra institución, estas mujeres pudieron contar su historia y a pesar de haber tenido graves complicaciones del embarazo, parto y puerperio, hoy gozan de buena salud y comparten el día a día con su familia.
María Ruíz Cherres, Ana Ramón Zegarra, Claudina Quintana Vásquez, Beatriz Rojas Fabián, Lidia Moreno Berrocal, Silvia Córdova López y Sol Jennifer Coronado Quilca estuvieron acompañadas de sus hijos y familiares, y en todo momento se mostraron agradecidas y muy contentas por poder compartir sus historias y a la vez saber que gracias a la ciencia y la fuerza divina, hoy están con vida.
“Reconocemos en estas mujeres lo que como equipo hemos logrado, estos casos de éxito nos demuestran que las madres tienen donde confiar su vida y para nosotros es el reflejo del nuestro trabajo; contribuimos no sólo con la salud de la paciente sino con su familia, porque logrados que hoy ellas estén sanas junto a sus hijos, para brindarles el amor y la calidad de vida que merecen”, señaló el Dr. Amadeo Sánchez Góngora, director ejecutivo de Investigación, Docencia y Atención en Obstetricia y Ginecología del INMP.
Asimismo, manifestó que las muertes maternas pueden ser salvadas, por lo cual es necesario que las mujeres y sus familias entiendan la importancia del control prenatal precoz y el diagnóstico temprano del tamizaje prenatal, que tengan una adecuada salud y nutrición, que reciban educación en estimulación prenatal y psicoprofilaxis obstétrica y atención de calidad y con acompañante en un establecimiento de salud a cargo de profesionales calificados.
Por otro lado señaló que hace diez años los porcentajes de muerte materna eran muy altos, actualmente han disminuido en un 50%, a comparación del año 2000 en que se registraban 185 muertes maternas por 100 mil nacidos vivos, en el año 2011 se registraron 93 muertes maternas.
Respecto a ello, informó que en el año 2011 la Unidad de Cuidados Intensivos Maternos registró 320 ingresos de pacientes en estado crítico, con descompensación hemodinámica, problemas renales y de respiración, de ellas 11 se registraron como muertes maternas, esto demuestra que de cada mujer que muere treinta se salvan porque el instituto cuenta con soporte altamente calificado.
TRES LUCHADORAS
María Ruiz Cherres luce feliz y sana, hace año y medio fue referida a la Unidad de Cuidados Intensivos Maternos del INMP debido a una complicación posterior a una cesárea, lo cual trajo consigo una ruptura hepática e hipertensión arterial descompensada. Posteriormente su estado se complicó aún más debido a una falla renal aguda por lo que tuvo que ser politransfundida, recibiendo 456 unidades de hemoderivados, recibiendo ventilación mecánica y once sesiones de hemodiálisis.
Hoy, María se siente agradecida porque sabe que el equipo de médicos, enfermeras y técnicos de enfermería que laboran en la UCIM hicieron hasta lo imposible para que siga con vida. “Tuve una experiencia muy especial y triste, para mí y mi familia, pero mientras estaba en esa cama sólo pensaba en salir de ahí, Dios me dio las fuerzas necesarias”, señaló.
Por otro lado, Ana Ramón ingresó a la UCIM luego de una cesárea que se complicó por problemas de hipertensión arterial descompensada (preeclampsia severa) además de presentar diabetes, desnutrición, infección generalizada e insuficiencia valvular pudo salir de su estado crítico. Ana está agradecida porque gracias a los esfuerzos del equipo de profesionales ella puede compartir sus días con su hijo, esposo y familia.
Silvia Córdova, licenciada en Enfermería y Jefa de Enfermeras de la Unidad de Cuidados Intensivos Maternos, también fue paciente de la UCIM, en el año 2009 durante la epidemia de la Influenza ella estaba embarazada y debido a su estado vulnerable adquirió el virus a las 36 semanas de gestación.
Gracias a su rápido accionar, ya que identificó inmediatamente los síntomas, pudo superar una insuficiencia respiratoria que le aquejaba. “Gracias al soporte de todo el equipo de especialistas, de los equipos médicos y de mi familia, pude salir adelante y superar esta experiencia”, sostuvo.
La muerte de la mujer en la familia, sea madre o gestante, es una desgracia que trae consecuencias invaluables, que van más allá de la propia vida que se pierde prematuramente. Y es que el rol de la mujer en la familia es clave para que esta permanezca como tal, constituyéndose en el eje que genera la dinámica social en la que se desenvuelven sus miembros y que en la actualidad, suele incluirse como motor económico para financiar la manutención y los gastos básicos familiares.