La mortalidad materna en el Perú pasó de 457 defunciones en el año 2010 a 325 en el 2016, según cifras de la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud (Minsa), lo que representa un descenso de 29% en éste índice.
Esto responde al esfuerzo técnico y presupuestal del Estado peruano para mejorar la atención de la madre y el recién nacido con una mejor oferta de servicios, una respuesta oportuna a los diversos aspectos de la salud sexual y reproductiva; así como a la asignación de importantes recursos.
En ese sentido, la atención prenatal se incrementó entre los años 2009 y 2016 de 94,3% a 97%, respectivamente, mostrando un incremento importante en la zona rural de 87,1% a 91,9%, según cifras de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES 2016).De acuerdo con esa misma encuesta, el parto institucional también se incrementó de 81.3% en 2009 a 91% en el 2016, y notoriamente en la zona rural de 57,6% a 75% en el mismo periodo debido a la adecuación cultural del parto.
Asimismo, la tasa de mortalidad en menores de 5 años ha descendido de 26 x mil nacidos vivos en el 2009 a 20 x mil nacidos en el 2014. En tanto, la tasa de mortalidad perinatal disminuyó de 16 a 15 x mil nacidos vivos en el mismo periodo.
Estas mejoras en los indicadores relacionados a la salud materna e infantil obedecen, entre otros, a la disminución de las barreras económicas, gracias a la cobertura del Seguro Integral de Salud (SIS), dirigida a la población más vulnerable.
Cabe indicar que un total de 440,111 recién nacidos fueron registrados en el SIS dentro de los 28 primeros días de nacido, entre 1 de enero de 2014 y el 15 de abril de 2015. Este registro incluye afiliados, afiliados temporales e inscritos. En la misma línea, el Plan Nacional Bienvenidos a la Vida, en marcha desde enero de 2015 contribuye a reducir los riesgos de morbimortalidad neonatal en los distritos más pobres, protegiendo a más de 70 mil recién nacidos desde la gestación de la madre, con un paquete de intervenciones integrales dirigidos a la protección y cuidados de la madre y el recién nacido. Asimismo, la atención de parto institucional en zonas rurales con enfoque intercultural, atención de complicaciones obstétricas, capacitación del personal e incremento de presupuesto.
La mortalidad materna responde a determinantes socioeconómicos, culturales y estructurales tales como el nivel educativo y la situación económica, el acceso a servicios de salud de calidad, voluntad política local, entre otros.
La mortalidad materna en el Perú es de 93 x 100 mil nacidos vivos y según proyecciones al año 2015 de UNICEF, Banco Mundial el Perú tiene una razón de Mortalidad Materna en 68 por 100,000 nacidos vivos cercana a la meta de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, establecida en 66 x 100 mil nacidos vivos.
En este contexto, en el Instituto Nacional Materno Perinatal en el 2016 se atendieron 21765 partos anuales de los cuales el 44.2% son cesáreas y el 55.8% son vía vaginal, cabe resaltar que 5920 partos vía vaginal han sido partos verticales que representa el 27.2% de todos los partos. La morbilidad materna más frecuente es la pre eclampsia que se ha presentado en 1633 casos que representa el 7.5% de los egresos, las causas hemorrágicas han sido en 680 casos que representa el 2.8% de los egresos. La mortalidad materna han sido 7 casos , 5 de causa directa y 2 causas indirectas, de las causas directas 2 han sido por Sepsis. La razón de mortaliad materna para el 2016 es de 31 por 100,00 nacidos vivos. En Neonatología durante el 2016 se ha tenido 4523 egresos de los cuales el 11.8% egreso del la Unidad de Cuidaos Intensivos (619), 10% han sido prematuros (523), 6.6% de bajo peso al nacer menor de 2500 gr.(365). La tasa de mortalidad neonatal es de 11.5 por mil nacidos vivos, la tasa de mortalidad neonatal precoz 9.2 por 1000 nacidos vivos.
Sin embargo, debido a la alta demanda, uno de los principales problemas que enfrenta la institución es que la capacidad de oferta ha quedado superada por el número de prematuros que requieren de este tipo de atención.
Todas estas razones hacen necesaria la revisión y socialización de la información científica necesaria para enfrentar este problema de salud pública, teniendo un enfoque integral, toda vez que la solución del problema no es, principalmente, una mejor atención del prematuro, sino la prevención del parto prematuro, para lo cual se han identificado estrategias de intervención en los tres niveles de atención del sistema de salud. Asimismo, este enfoque integral considera el trabajo en equipo interdisciplinario, donde despliegan sus esfuerzos, concurrentemente, médicos, enfermeras, obstetrices y personal de otras especialidades.